¿Qué es ser Policía?

Si estás leyendo esto es muy probable que estés pensando en tomar una de las decisiones más importantes de tu vida, o quizá ya lo tienes claro: quieres convertirte en policía. Déjame adelantarte que ni será fácil entrar a la Policía Nacional ni será fácil ser un buen policía. ¿Quién iba a querer poner en peligro su vida de forma continuada durante toda una carrera profesional? ¿Cómo es posible que alguien quiera trabajar en una institución que le obliga a actuar en todo momento y lugar cuando sea necesario? Al final del texto lo entenderás.

La Policía es necesaria. Y siempre lo será.

Pensemos de forma amplia: ¿Para qué sirve la policía? ¿Es necesaria? En un mundo utópico o idílico probablemente no lo sería, los ciudadanos gestionarían sus problemas de manera autónoma, cumplirían con las normas sin más y la labor policial quedaría relegada a la expedición de documentos de identidad y gestiones administrativas… Pero ese mundo idílico no existe, no existió jamás y no existirá nunca.

Los seres humanos tienen problemas. Y esta es la palabra más importante para comprender la labor policial, los problemas que hay que solucionar. La policía es una solucionadora de problemas insaciable. Las relaciones sociales se tornan complejas y teniendo en cuenta que el ser humano es un ser social por naturaleza, podríamos decir que esas relaciones entre personas conforman una gran parte de nuestras vidas. Y aquí entra la policía, para poner cordura y aportar las soluciones necesarias.

En realidad el trabajo policial no es la única institución  que aporta soluciones; hay todo un complejo sistema en el que participan desde la justicia hasta diversas instituciones estatales. Pero hay algo que diferencia a la policía del resto: solemos ser los primeros a los que se recurre, los primeros en llegar y los que se juegan la vida cuando la cosa se pone fea.

Cuesta mucho intuir un futuro sin problemas entre las personas ya que por muchos avances que se produzcan en la educación de las próximas generaciones, por muchos robots que puedan realizar algunos trabajos policiales o por mucho que evolucionen las normas jurídicas… Siempre tendrá que existir un policía (humano) que pueda comprender las intervenciones tomando distancia y aportando una solución real, adaptada a la complejidad del pensamiento humano e involucrando diversas emociones difícilmente simuladas por ninguna inteligencia artificial. Al menos en un par de cientos de años, los policías no serán sustituidos por robots… Así que opositando estamos apostando por un trabajo que tiene mucho futuro y que es uno de los pilares básicos de la sociedad.

Nuestra razón de ser son los problemas.

Nuestra razón de ser son los problemas y los policías nos sentimos cómodos en el caos. Desarrollar la capacidad para resolver y potenciar la tolerancia a momentos de estrés forma parte del aprendizaje para ser buen policía. ¿Crees que podrías llegar a sentirte a gusto en situaciones complicadas que al resto de la población, por norma general, le incomodarían? Entonces estás eligiendo correctamente. Sin embargo, si piensas que el estrés de lidiar con este tipo de conflictos, deberías replantearte si este es el trabajo que mejor se adapta a ti ya que tu labor en muchas ocasiones será navegar entre problemas.

Además de todo lo anterior, tenemos que comprender que el plano emocional se vuelve más complicado cuando mezclamos nuestros sentimientos con los de las personas con las que estamos tratando. A lo mejor has escuchado alguna vez que un policía no debe mostrar sus sentimientos… ¡Mentira! Un policía es una persona de carne y hueso, con su corazón y sus sentimientos, por lo que esa frase no es más que un mito. Demostrar cariño y afecto a una víctima puede ser la diferencia entre empatizar con esa persona y que nos cuente todo lo que ha ocurrido para poder dar una solución o que se cierre en banda. Y tener miedo en ocasiones será inevitable… Otra cosa es que tengamos la capacidad para elegir qué expresiones queremos mostrar y qué expresiones debemos guardarnos. No tengas prisa, la experiencia te irá guiando. Si aprendes a gestionar tus emociones tendrás mucha más facilidad para poder ayudar a los demás. Pero es un mito eso de que los policías son como un témpano de hielo y no tienen sentimientos.

¿Y no hablamos sobre el uso de la fuerza? Si revisas el texto todavía no hemos mencionado siquiera que uno de los cometidos de la policía sea utilizar la fuerza mínima indispensable para resolver una situación cuando sea imprescindible. Y esto es porque seguramente cualquier buen policía al que le preguntes “¿Qué es ser policía?” antes de comentar nada al respecto del uso de la fuerza te hablará sobre el espíritu auxiliador y no sobre la parte represiva, ya que es un porcentaje mínimo del trabajo policial. La gran parte de los ciudadanos no es consciente de ello y tienen un concepto de autoridad y del trabajo policial muy limitado y basado en estereotipos que escapan a la realidad.

No idealices. Déjate llevar por lo que llegará.

Es inevitable que generes en tu mente una imagen pre-cocinada de la labor policial. Te imaginas con el uniforme, patrullando en el Zeta, tratando con los ciudadanos… Pero te aseguro que la realidad será distinta. No sé si mejor o peor a lo que tienes en la cabeza, pero distinta seguro. Hay una serie de momentos emotivos que debes vivir antes de ser policía y debes hacerlo con mucha intensidad, porque los que voy a enumerar solo pasan una vez:

  • El apto. Prepara pañuelos para ti y para los tuyos… El proceso es largo y tedioso, conlleva un gran esfuerzo y todos a tu alrededor serán conscientes de ellos porque te habrán visto hincar codos horas y horas. Vivir ese momento y saber que tu vida ha cambiado de un momento para otro de esa forma es algo mágico que solo vivirás una vez. Disfrútalo y recuérdalo.
 
  • Entrar en la Escuela Nacional de Policía de Ávila. Este momento es tan maravilloso que se me ponen los pelos de punta al recordarlo. Es dar un paso de gigante en tu carrera profesional al tener esa primera toma de contacto con la institución, con los compañeros, probarte tu propio uniforme, aprender y formarte sobre la labor policial… Es un lujo poder vivir eso y siempre digo la misma frase: Ojalá pudiera olvidar todo lo que sé para volver atrás y vivir de nuevo ese momento sin saber nada y sorpendiéndome por todo.
 
  • Las prácticas. La primera vez que llegas a comisaría, los primeros servicios, el primer día que subes a un zeta para salir a patrullar. Eso todo es algo que siempre vas a recordar hasta el fin de tus días.
 
  • La jura. Con tu uniforme de gala, con tu familia presente, con tu placa y tus divisas. Es el día en el que termina esta primera fase de convertirte en policía y se hace oficial delante de todo un país. Uno de los mejores momentos de mi vida que quedará grabado para siempre.
 

Déjate llevar por todos estos momentos, pero tampoco tienes que esperar mucho para empezar a disfrutar: el apto de las pruebas físicas, el de la teoría, el de la entrevista… Pese a la complejidad y a lo tedioso del proceso irás alcanzando poco a poco las metas y es importante celebrar estos momentos. Estamos hablando de un proceso largo que se tarda años en completar desde que se te ocurre opositar hasta que eres policía: paciencia y a vivirlo de la mejor forma que podamos, ya que si nos amargamos lo único que haremos es ponernos la zancadilla a nosotros mismos… Trata de obtener estímulos positivos de todo lo que hagas e intenta disfrutar del camino, no te quedes solo con la satisfacción de llegar a la meta que para eso todavía queda mucho y entre medias hay un montón de cosas que vivir.